Valor y al cine

El objetivo de este blog es colgar en él críticas, opiniones, artículos o comentarios sobre películas de cine y relacionarlas, siempre que se pueda con valores humanos. Se busca el poder tener un fondo para trabajar películas en el aula o con clara finalidad educativa.

miércoles, 28 de julio de 2010

Todo el bien del mundo (Un mundo menos peor)


Dirección y guión: Alejandro Agresti.
País: Argentina.
Año: 2004.
Duración: 90 min.
Género: Drama.
Interpretación: Mónica Galán (Isabel), Julieta Cardinali (Leticia), Carlos Roffe (Cholo), Ulises Dumont (Mario), Mex Urtizberea (Miguel), Rodrigo Noya (Marcelo), Lidia Catalano (Floria), Eduardo Argaranaz (Lalo), Agustina Noya (Beba), Óscar Alegre.
Producción: Alejandro Agresti.
Música: Philippe Sarde.
Fotografía: José Manuel Cajaraville.
Montaje: Alejandro Brodersohn.
Diseño de producción: María Eugenia Suerio.

Vestuario: Julio Suárez.

Sinopsis:
Una mujer descubre que su marido, al que creía muerto durante más de veinte años, vive en un pequeño pueblo del sur de Argentina. Isabel (Mónica Galán) viaja hasta allí con su hija, que nunca ha conocido a su padre. Juntas intentarán que recupere la memoria y le ofrecerán una familia.

Comentario:
Aunque no es un director muy conocido por estas tierras, aunque sus películas suelen ser un poco pretenciosas y un tanto fallidas, aunque muchas veces se duda de su capacidad de dirigir y actuar a la vez como en “El sueño de Valentín”, Alejandro Agreste tiene algo que hace que su cine llegue a generar sensaciones en el espectador.
Esta película, que nos llegó muy tarde a España, arropada por el tirón que suponía el estreno aquí de la primera película que el director rodó en Estados Unidos, “La casa del lago”, película romántica con apuntes fantásticos, me parece una clara muestra de lo que pretende con su cine, llegar al espectador con historias más o menos elaboradas pero que puedan ser identificables para todos.
Desde la primera película suya que se nos estrenó aquí, “El viento se llevó lo que”, hasta la última hasta la fecha, la antes citada “La casa del lago”, si algo ha caracterizado su cine son los personajes, siempre mediatizados por sus historias.
Cine lento, en ocasiones tedioso, pero que se puede admirar por sus detalles.
En esta película que recomiendo veríamos los siguientes valores:
La familia: marcada por la desgracia de la situación que se dio en el país, la desaparición del padre antes del nacimiento de su hija y el difícil reencuentro.
La tortura: no muestra nada explícito pero se intuye todo “todo el que viene aquí es por algo”, desde solitarios a abandonados aparece un elenco importante de personajes.
La superación: cómo la gente busca alicientes en su vida, como el personaje de Ulises Dumont, que en su ancianidad aprende a pilotar.
La esperanza: muchas veces aludida en la película y marcada desde su título original, como dicen en un momento dado “¿Por qué en vez de querer cambiar el mundo no hacemos un mundo menos peor?”

A continuación resalto parte de la crítica que hizo un profesional sobre el film:
"Película sencilla y por momentos entrañable, si bien es cierto que no está destinada al público generalista. Su ritmo pausado y la sensación de que no acontecen demasiadas cosas en este relato tan minimalista pueden exasperar a no pocos espectadores. Y es que el director se toma su tiempo en presentarnos a los personajes y en perfilar los conflictos internos de los protagonistas, informándonos poco a poco de la vida que se esconde detrás de sus rostros. Dramas pasados y recientes se aglutinan con instantes más amables, gracias a los adecuados toques de humor que se añaden al libreto (ver la escena en la que la dueña de la casa en la que habitan de forma temporal Isabel y sus hijas va a visitarlas para luego cotillear con sus amigas, por no hablar del amigo de Cholo y su peculiar afición por la aviación).
Cabe alabar también la cuidada ambientación que consigue Agresti con su obra, introduciéndonos con naturalidad en el corazón de un pueblo y en las peculiaridades de sus habitantes, además de sorprendernos con su elegante y cuidada realización. ……
Respecto a los intérpretes, sin mostrarse espléndidos al menos nos emocionan cuando utilizan sus rostros para exteriorizar los sentimientos de sus personajes, especialmente en el caso de Mónica Galán y Carlos Roffé. El compositor Philippe Sarde aporta su granito de arena para que esto suceda gracias a su melosa música, aunque es verdad que en determinados instantes sobrepasa los límites de lo que debe ser una banda sonora y sus notas van más allá de las imágenes.”

En fin, película sencilla y muy recomendable para el que quiera emocionarse con una historia entrañable, mesurada y con ritmo pausado para su mejor degustación