Te doy mis ojos

Dirección: Icíar Bollaín.

País: España.

Año: 2003.

Duración: 106 min.

Interpretación: Laia Marull (Pilar), Luis Tosar (Antonio), Candela Peña (Ana), Rosa María Sardà (Aurora), Kity Manver (Rosa), Sergi Calleja (Terapeuta), Dave Mooney (John), Nicolás Fernández Luna (Juan), Elisabet Gelabert (Lola), Chus Gutiérrez (Raquel), Elena Irureta (Carmen).

Guión: Icíar Bollaín y Alicia Luna.

Producción ejecutiva: Santiago García de Leániz.

Música: Alberto Iglesias.

Fotografía: Carles Gusi.

Montaje: Ángel Hernández Zoido.

Dirección artística: Víctor Molero.

Vestuario: Estíbaliz Markiegi.


La vida de Pilar y Antonio en Toledo no es precisamente feliz. Antonio, hombre agresivo y violento que no puede controlar sus ataques de ira convive con Pilar, mujer tímida, acomplejada y, sobre todo, enamorada de su marido a pesar del carácter de éste. Una noche coge a su hijo, Juan, y huye a casa de su hermana tratando de variar una situación que ya ve insostenible.

Esta película es, sin lugar a dudas, una de las mejores de los últimos años dentro del panorama de la cinematografía española y, yo diría más, de la mundial.
Estamos ante una película magníficamente fotografiada, con un uso estudiado de la música y con unas actuaciones sobresalientes, donde los actores no actúan sino viven las situaciones.
Es una película dura, fría en su estética, donde la ciudad de Toledo es un personaje en si mismo, marco para esa vida triste de los personajes principales. Personajes que sienten, que padecen y que sufren por la fuerza de los sentimientos.
Esta película estaría destinada a un público adulto, gente de bachiller, o por lo menos formados o con un mínimo de sensibilidad. Para proyectarla a otras edades habría que realizar un trabajo previo sobre qué es y en qué consiste la violencia de género.
Como temas a trabajar tenemos los siguientes:
La familia: Con todo lo bueno y lo malo que conlleva. En esta película las únicas relaciones medianamente positivas son la del hijo con el padre y la de las dos hermanas. Las demás relaciones familiares que observamos son desde la violencia incontrolada del hombre, pasando por el amor ciego de la mujer, hasta el vergonzante consejo de la madre que siempre estuvo aguantando los malos tratos.
La superación: Pilar no puede quedarse en lo que hace, sufrir a su marido y cuidar de su hijo. Busca algo más y encuentra la pintura, ésta le hace superar sus miedos y dudas. Al final de la película ella dice: “Tengo que verme, no sé quien soy, hace mucho tiempo que no me veo”.
La amistad: Las compañeras de Pilar la ayudan a integrase en el trabajo y la sugieren un futuro laboral diferente. Cuando toman conciencia del problema la ayudaran a tomar una decisión.

Como contravalores a trabajar tenemos:
La agresividad y violencia que marca la vida de Antonio, fruto de una gran falta de confianza en sí mismo. Es una persona que no está nada contenta de cómo es. No nos lo presenta como una mala persona, pero sí peligrosa. Aunque Antonio dice en un momento dado “la ira no es mala…hay que saber contralarla”, él está incapacitado para ello.
La soledad: A la que estamos abocados todos cuando no pedimos ayuda cuando surge algún problema. La frase que le dice Ana a su hermana Pilar resume bastante bien esto: “Tengo la sensación de que no he sabido ayudarte”