Valor y al cine

El objetivo de este blog es colgar en él críticas, opiniones, artículos o comentarios sobre películas de cine y relacionarlas, siempre que se pueda con valores humanos. Se busca el poder tener un fondo para trabajar películas en el aula o con clara finalidad educativa.

miércoles, 11 de junio de 2008

Mediterraneo

Título original: Mediterraneo
Año: 1991
Duración: 105 minutos
País: Italia
Dirección: Gabriele Salvatores
Guión: Enzo Monteleone
Fotografía: Italo Petriccione
Escenografía: Thalia Istikopoulou
Montaje: Nino Baragli
Música: Giancarlo Bigazzi, Marco Falagiani
Vestuario: Francesco Pan
Reparto: (Teniente Montini) Claudio Bigagli, (Sargento Lo Russo) Diego Abadantuono, (Farina), Giuseppe Cederna, (Colasanti) Ugo Conti, (Strazzabosco) Gigio Alberti, (Vassilissa) Vanna Barba, (Noventa) Claudio Bisio


En la primavera de 1941 durante la segunda guerra mundial en el mar Egeo, la isla griega de Syrna, controlada por los italianos desde 1920, ha sido invadida por los alemanes y abandonada hace poco. Ocho militares italianos reciben la orden de ir hasta allí para asegurarse de la efectiva retirada de los alemanes y quedarse para presidiar la zona. Llegan con un barco de guerra ligero, desembarcan con circunspección, pero la isla parece estar desierta. El grupo de soldados está formado por una serie de personajes inadecuados para la guerra: está al mando el teniente Montini, profesor de griego y latín, fascinado por las huellas de Homero en la Grecia moderna; el ordenanza de Montini, Farina, es un hombre tímido y torpe; el arriero Strazzabosco tiene una relación visceral con su mula, no se separa de ella ni un momento y la defendería con su propia vida; el radiotelegrafista Colasanti es un inútil, sigue paso a paso al sargento Lo Russo, enardecido ante la idea de participar activamente en la lucha con sus bravuconadas; Noventa es un soldado que sólo intenta huir para volver a su casa; finalmente los hermanos Munaron, Libero y Felice, están atenazados por la nostalgia de sus montes de los que se han alejado por primera vez. Tras varios días de aislamiento y soledad, el grupo se siente fuera del mundo. Además, el barco se hunde y Colasanti inutiliza la radio. Sin embargo, de repente la población local sale de sus escondites. El teniente Montini se dedica a la restauración de la pequeña iglesia del lugar y los hermanos Munaron, encargados de vigilar el mar desde un alto, encuentran a una joven con su rebaño y acaban por enamorarse ambos de ella. En cambio, la tropa que se ha quedado en el valle conoce a Vassilissa, una prostituta. Un turco de paso les engaña y les roba también las armas y los soldados abandonan sus uniformes y se visten de paisano como los lugareños. Un día un avión de reconocimiento averiado aterriza en Syrna. El piloto se sorprende de que en la isla los italianos no sepan nada: la guerra ha terminado, todo ha cambiado y hay que volver. Comunicada la presencia del grupo al mando, llega a la isla un barco para su repatriación. Nadie parece estar contento, excepto quizás Lo Russo y Noventa. Farina incluso decide desertar: se ha enamorado de Vassilissa y no quiere volver a su país. Muchos años después, Montini vuelve a la isla, donde ha llegado el turismo y todo ha cambiado. Vuelve a ver a Farina, envejecido y viudo, en compañía de Lo Russo que, decepcionado con Italia, se ha retirado en Syrna.


Simpática fábula sobre el sinsentido de la guerra y la necesidad de cuestionarse las cosas, de no fiarse de lo que nos dan como verdades absolutas. Película a medio caballo entre la comedia y el drama, pero siempre con un sano sentido del humor. Los soldados están todos fundados en estereotipos: El mando tolerante del teniente Montini, demasiado dialogante, el mando que ordena, Lo Russo, bastante animalizado, Farina, sensible y abierto, Colasanti, sin ningún tipo de personalidad, Strazzabosco, hombre del campo cuya fijación con el burro es lo que le ata a su pasado, Noventa, el insumiso que siempre trata de huir y los hermanos Munaron, acostumbrados a la montaña que no tienen nada que ver con todo lo que huela a mar.
A pesar de estar estereotipados todos los personajes están genialmente retratados, y enamoran desde el principio al espectador.
La música, que es con raices autóctonas, es muy apropiada para enmarcar la acción.
Creo que es, junto con la perfecta "Senderos de gloria" de Stanley Kubrick, es una de las mejores películas antimilitaristas que se han rodado nunca. El director estuvo sembrado a la hora de realizar el film. En clave de comedia nos cuenta cosas tan serias como la inutilidad de TODAS las guerras, cómo éstas nunca cambian nada, a no ser a peor. Los soldados que son enviados a una isla de Creta y que son olvidados por sus propios compañeros durante el transcurso de la guerra pueden ser cualquiera de nosotros. Cuando cada personaje deja aflorar su verdadera personalidad y sus sentimientos todos se enriquecen en una historia de amistad, de integración, de colaboración y de amor.
El final de la película es lo mejor de todo. El encuentro de los tres protagonistas y la constatación de que el mundo cambió para todos menos para ellos. "Queríamos cambiar las cosas, queríamos hacer un mundo mejor, pero no nos dejaron" esa es la pobre conclusión del capitán a la vuelta a la isla para finalizar sus días allí, pelando patatas.
Película recomendable para todos aquellos que nos cuestionamos algo en la vida.