¿Y tú quién eres?

La puesta en escena carece de dramatismo y nunca se alcanza el clímax deseado, la planificación y montaje televisivos restan poder a una imagen que narra pero no suscita emoción, y la dirección de actores conduce a algunos de ellos a situaciones exageradamente patéticas y a unas reacciones poco matizadas. Manuel Alexandre y José Luis López Vázquez realizan unas interpretaciones imponentes, y cuando se les deja solos en escena, ésta cobra vida, autenticidad y humanidad. Sin embargo, no es suficiente para componer un retrato simplista, con una familia excesivamente mezquina que obliga a Álvaro de Luna y Ángeles Macua a forzadas e increíbles respuestas desde el lejano San Sebastián. Escenas vacacionales y secundarios prescindibles que sólo sirven de contraste facilón y maniqueo con el que criticar la ingratitud de los hijos y esa pérdida del afecto necesario que sufre el enfermo, más dolorosa incluso que la de la memoria. Secundarios que son muy secundarios, que diluyen el vitalismo y la cercanía que despliegan los protagonistas, hombres solitarios en su senilidad de ficción y también en su trabajo por construir una historia equilibrada. La joven Cristina Brondo se esfuerza y tiene momentos sinceros de humanidad, junto a otros en que fuerza y precipita sus derroteros emocionales y profesionales de manera poco convincente, entre gestos afectados y carreras dramáticas en busca del abuelo perdido.
Así pues, crítica clarividente de nuestra sociedad pero mostrada con trazos simples y poco sutiles, como ese empeño por pasear a Ana en un lujoso descapotable para decir al espectador que la enfermedad toca también a los ricos, o esa sensiblería ramplona con que se traza una historia romántica que avanza a trompicones inverosímiles. Retrato de personajes defectuoso para una realidad que merecía un acercamiento más hondo y de mayor fuerza visual. Al final, parece que hemos asistido a una serie televisiva de sobremesa con algún apunte interesante, tópicos y concesiones a una audiencia poco exigente, y una voluntad de olvidarse –aquí no hay Alzheimer que valga para el director– de que una película es algo más que dos grandes actores y una historia interesante
Yo la pongo en este blog porque nos puede valer para trabajar algunos temas y valores humanos:
La familia, piedra angular en la que se mueve la acción, sobre todo el personaje de la nieta que es capaz de abandonar todo por cuidar a su abuelo, que durante la película se ve como va enfermando poco a poco.
La amistad casi infantil que tiene el protagonista con su compañero de cuarto y con los demás ancianos de la residencia, como se ve en la fiesta.
La solidaridad de la nieta que es capaz de dejar lo que está haciendo, preparando las oposiciones desde hace tres años, cuando ve que hay gente que necesita de su ayuda.
El desamparo de la gente mayor en nuestra sociedad actual.
El papel de las residencias de ancianos como lugares de acogida para abandonados.
No creo que sea una buena película pero puede servirnos para trabajar algunos temas.